
¿Qué es la sumisión?
- insanguineveritasb
- 22 feb 2024
- 4 Min. de lectura
Esta parrafada surge de algunas reflexiones que leemos en Twitter y que siempre dan lugar a conversaciones muy profundas entre mi Amo y yo.
Una de esas conversaciones trataba sobre qué es y de dónde viene la sumisión. Entre nosotros lo tenemos claro, pero nos preguntábamos cuál es el sentir más extendido en la comunidad. Hay una respuesta muy vieja a esa inquietud: “ser sum es ser lo que te diga tu Dom”. Y claro, a mí, que soy sumisa desde que puedo recordar, me saltan varias alarmas.
Siempre os he contado que el descubrimiento de mi sumisión se produjo a una edad muy temprana, que en ese momento no había matices eróticos ni sexuales, que no lo verbalizaba… Lo expresaba en sentires y conductas que tenían más de instinto, servicio, obediencia y facilitación que de dinámicas afectivas. Supongo que fue como la orientación o el sentirme identificada y cómoda con mi cuerpo de niña. No me sentía rara con mi cuerpo, no me sentía rara obedeciendo, me era natural ayudar en casa…
Así que ya era sumisa, obviamente, antes de ser propiedad del Sr. Hyde, y ya tenía una idea de qué significaba para mí la esclavitud, de qué podía aportar a una D/s y cómo podía servir, de mis aptitudes, capacidades y… sí, de mis deseos. Al conocernos y empezar a hablar de estas cosas, nos gustó cómo entendía cada uno su rol. Durante este tiempo de relación, claro que ha habido un proceso de doma, una adaptación a cómo mi Amo desea ser cuidado y complacido, pero también sigo siendo la que desde el primer momento quiso y le gustó. Sigo siendo la misma, en una versión mimada y mejorada porque tengo cosas que admira, que le encantan y de las que aprende. Habrá quien afirme que soy la que era porque la Voluntad de mi Amo ha sido no cambiarme, pero no creo que eso tenga que ver con la voluntad dominante. Yo creo que eso es una cuestión de sentido común y de ser una persona moralmente íntegra, mentalmente sana y emocionalmente equilibrada.
En nuestro BDSM, que yo sea de verdad un lienzo en blanco o un recipiente vacío significa lo mismo que no haber vivido y no tener identidad, algo equivalente a cambiar mi orientación sexual o mi color de piel. De hecho, para mi Amo supondría un gesto de debilidad e ineptitud por Su parte. El Sr.Hyde considera que hacerme desde cero a Su medida es mucho más fácil que dominar mi vida ya hecha, la esclavitud según la siento, mi carácter de mujer adulta e independiente… Y Él no quiere lo fácil: quiere que por momentos deje de ser yo y me disuelva en Sus manos, en la nada, en el suelo, pero también quiere mi ego, que sea Su reto, medirse conmigo y ver mi libertad, esa que tanto le gustó antes de tomarme y que ninguno de los dos queremos que se pierda.
Mientras divagábamos sobre estas cuestiones, dejé caer la idea de que me resultaría triste que alguien detestase tanto a su sum como para querer obviar y cambiar todo su mundo interior, pero Él me planteó algo aún más simple: el desinterés absoluto por conocer a la persona que se te entrega, la pereza, el no hacer el más mínimo esfuerzo por escuchar y entender. La comodidad de conformarte con tu concepto de D/s y dar por hecho que la otra persona, sencillamente, lo acatará.
Nosotros entendemos el rol como identidad, o como parte integrativa de ella. No queremos borrarnos, sino completarnos. Si, Él decide qué partes de mí son cartas en cada partida, pero yo sé que utiliza toda la baraja sin perder ninguna.
Nada de esto significa que mi Amo sea un mero espectador o que yo domine desde mi posición, sólo significa que no ha dinamitado mi casilla de salida y que volvemos a empezar la partida cuando nos da la gana. Y significa que sumisión no es lo que diga tu Dominante, sino que tu Dominante debe ser alguien que te vea por dentro, que no te deteste, a quien no le des pereza; una persona para la persona que eres, que disfrute de darte órdenes y domarte pero también de tus ideas, de lo que a ti se te ocurre hacer para cuidarle. Alguien para quien existas.
Con estas ideas en mente, el sufrimiento que podamos sentir por no ser como nuestro Dominante quiere debería ser relativo o inexistente. Las modificaciones que desee implementar en tí mediante la doma deberían ir destinadas a fortalecerte, superarte, promover tu autoconocimiento y mejorar tu vida (que es lo que deberías hacer tú para con tu Dominante a través del servicio en el contexto de vuestros acuerdos). Si el disgusto de tu Dom viene de que tu identidad y tus necesidades como persona siguen siendo visibles, entonces el problema no es tu sumisión, sino la frustración de tu Dom por no poder borrarte, y en ese caso lo que deberías preguntarte no es cómo mejorar tu desempeño del rol, qué anular o cómo cambiar, sino el hecho mismo de sostener una relación en la que no se deja espacio para ti.
Que no os vendan la moto: ser un lienzo en blanco está muy bien para una sesión, para una experiencia que pueda durar un tiempo, como ejercicio para resetear o para descansar de determinados pensamientos o responsabilidades pero, si no hay casilla a la que volver, no es BDSM.
Por @MarianicoJose y @DodosContentos

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